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Daniel Rosa: del graffiti al tatuaje

Fotos por Tahir Narváez (@txhir)

La curiosidad que lleva a que una simple idea se contemple como profesión, puede nacer en el momento y en el lugar más aleatorio que se pueda imaginar. Este fue el caso del artista cayeyano Daniel Rosa, quien desde la sala de su casa comenzó a interesarse por las artes visuales a muy temprana edad.

Para alrededor de sus 13 años, Daniel ya se dedicaba a ver vídeos de personas haciendo graffitis y experimentando con las latas, lo que despertó en él un gran interés por los murales, las letras e incluso las combinaciones de colores. Fue de este modo que se concentró en, poco a poco, conocer las técnicas presentadas en los murales y formas de graffitear.

“Para ese momento había un movimiento en el graffiti bien fuerte… El gobierno lo penalizaba, y lo que me llamó un poco la atención fue eso. Era algo ilegal, pero seguía siendo arte” enfatizó Daniel al recordar sus inicios.

Su dedicación por aprender se vio reflejada a sus 16 años, cuando surgieron invitaciones para pintar en varios eventos. No obstante, durante este tiempo, Daniel fue notando en sus personas más allegadas una tendencia que, consecuentemente, le llevó a indagar más y a convertirse en el artista que es hoy: un tatuador profesional y dueño de su propio negocio.

Entre sus 17 y 18 años, con los pocos recursos que tenía a su alcance, sin un mentor directo y de manera autodidacta, D. Rosa aprendió sobre máquinas y todo el equipo necesario para tatuar. Estos impulsos de curiosidad, la fusión de sus raíces en el graffiti y sus nuevos estudios en Diseño Digital, le dieron alas para aprender y perfeccionar sus técnicas. De esta manera, pasó a crear en un canvas completamente distinto: la piel.

“Luego de graduarme, trabajé como diseñador gráfico en una imprenta, donde estuve un año y medio. A pesar de sentirme a gusto, sentía que el mundo del tatuaje me llamaba cada vez más… Busqué diferentes oportunidades, hasta que surgió mi primera oportunidad para tatuar… fue por esa experiencia que llevo ahora aproximadamente 5 años tatuando profesionalmente”.

En ocasiones inspirado por artistas como el español Victor Chil y el puertorriqueño Juan López “Papito”, dueño de 1711 Tattoo Studio, Daniel ha ido fusionando técnicas que fortalezcan su estilo. Todos los conceptos básicos de color que el artista emplea en sus tatuajes, han sido influenciados por el graffiti. Su forma de pintar ha trascendido al estilo que mencionamos anteriormente y que tanto lo destaca actualmente en el mundo del tatuaje: un estilo colorido y caricaturesco. El realismo, aunque es una posibilidad si el cliente así lo desea, para Daniel pasa a una segunda página. Le gusta que su arte se base en ilustraciones pintorescas, animadas y surreales. Incluso, confiesa velar porque el diseño siempre tenga su propio toque, especialmente en los colores.

“En los colores yo intervengo un poco más, porque para aplicarlos tienes que saber de teoría de color, y a veces los colores no están ahí por casualidad. Están bien pensados… Si el cliente llegó al estudio por tu portfolio es porque le gustó lo que vio, y si uno puede mejorar el diseño que el cliente tiene en mente, ¿por qué no hacerlo?”

Mientras conversamos, el equipo de Trasiego tuvo la oportunidad de presenciar el proceso de diseño de primera mano. Al cliente presentarle un concepto, Danny lo va alterando, editando, ajustando tamaños, y dándole vida a través de colores, expresiones y otros detalles. Esto puede tomar horas y, en ocasiones, varias reuniones con el cliente. Dependiendo de la complejidad de la idea, el artista expresó fluctuar fácilmente entre los bocetos “free hand” y de manera digital.

TM: ¿Siempre te visualizaste abriendo tu propio negocio o fue una idea que surgió en el proceso?

DR: “Vengo de una familia de negociantes. Me crié en un restaurante donde aprendí lo que es el valor del trabajo. Así que en algún momento dije que tendría mi negocio. ¿De qué? No sabía en ese momento”.

Inicialmente, el artista abrió su tattoo shop en Cayey, donde empezó a recibir clientes fieles a su trabajo e, incluso, artistas de renombre comenzaron a confiar en su visión. Con ánimos de expandir su negocio, Daniel decidió adquirir un espacio en San Juan y, finalmente, en 2018 encontró el lugar indicado. D’ Tattoo Parlour abrió sus puertas en diciembre de 2018, luego de varios meses de preparación. El espacio también cuenta con dos tatuadores más que prometen elevar la idea del cliente con su propio estilo: Julian Rivera y Xavi Mendoza.

“A mi ya se me estaba dando la oportunidad de tatuar diferentes artistas en sus comienzos de sonar en radio, como Rauw Alejandro y Rafa Pabón, y eso me motivó a moverme: salir un poco de la zona de comfort y de mi área, y llevarla [la tienda] a un área un poco más expuesta y céntrica” comentó Danny.

Localizado en la Avenida Juan Ponce de León, el espacio actual le permite compartir edificio con otros negocios locales que, de igual manera, han comenzado a innovar en sus respectivas áreas laborales: desde tiendas de ropa, hasta alojamiento para perros; todos en una misma visión de crear empleos en Puerto Rico y continuar creciendo como profesionales.

“La libertad que tengo es lo más que me gusta [de tatuar]. Tener la oportunidad de trabajar en cualquier parte del mundo, y poder conocer diferentes técnicas… Es como si no estuviera trabajando. Es una pasión” recalcó Daniel, para luego enfatizar la importancia de entender que cada proceso tendrá sus retos y sus dificultades. “El consejo más honesto que les puedo dar es que aprendan primero a dibujar. Si realmente les apasiona, no se quiten” concluyó.

Para esta portada, el logo de Trasiego se realizó en colaboración con Daniel Rosa. La ilustración utilizada es original y pertenece únicamente al artista.